Bajo la mirada silenciosa de la luna
fuisteis lujuria virtual.
Os saciasteis de amor y de besos,
bajo su mirada fría.
Le otorgaste la belleza
y, te creyó.
Soñó más allá de vuestro tiempo y,
vio en los túneles
oscuros
tu rostro serio.
Tus ojos reflejaban
las pestañas plateadas de
la luna.
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Se descubre en cada luna
más pequeña y sin
sentido.
Se descubre en cada luna
con la cabeza más
erguida.
Los muertos ya olvidaron, pero,
los vivos,
algunos ni recuerdan.
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Te acercaste a su letargo,
a su cintura dormida,
una noche de luna y,
tus manos le buscaron
y, te buscaron las suyas
y, te perdió con la luz.
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Se enamoró de la luna y,
llegaron las noches
largas
preñadas de niebla
espesa.
Vacilaron sus neuronas
ante los recuerdos
grises.
Pero, no volverá a la luna.
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Os llenasteis de palabras dulces
al oído,
arropados del silencio de
la noche.
Os llenasteis de caricias,
polvo de estrellas.
Hasta tu nombre es olvido.
Entre tus manos,
un pasado que no existe.
Su piel triste y marchita,
por ti,
se ha conmovido hasta la
luz y,
con la luz
toda su edad sombría
entre tus brazos.
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Eres como su muerte y,
como su renacimiento.
Hasta tu nombre es la bruma,
desde tus besos,
recuerdo.
Os miró la noche silenciosa y,
bajo la callada luna,
entre tu boca y sus
labios,
entre
tus labios y su boca...
Te sueña en las noches sin luna y,
en las noches con luna,
te recuerda.
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Los vuelve a abrir y, estas ahí.
Se acerca a ti, ojos cerrados,
para sentir tu piel y,
¡ Estas ahí!
Cierra los ojos para exorcizar
el vacío antes de ti,
rayo de luna.
Abre los ojos y,
no es un sueño.
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Eres como la luna.
Nos das la luz que no posees,
la luz robada
a los astros que
dormitan.
Como la luna,
durante el día,
eres del frío color azul
que se ve en la lejanía.
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Paseó bajo lunas radiantes.
Paseó, también,
bajo las lunas llorosas
padeciendo su dolor,
su llanto,
padeciendo su tristeza.
Tu no estabas.
Paseó bajo la luna , sola,
y se convirtió en la luna
pálida
y, fue, también, luna
llorosa.
No te distinguió en las multitudes.
Se convirtió en la luna oculta,
luna nueva,
protegiendo su dolor,
soñandote en sus noches,
persistente,
para hacerte realidad
a fuerza de pensarte.
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Aparcas su imagen,
para olvidar el brillo de la luna.
Hay un cielo que se oculta
en mil estrellas
titilantes.
A veces, llora cometas incendiados;
a veces, fragmentos de
planetas
fracturados de dolor.
Horadas tu cerebro
para arrancar todo
vestigio y,
escupes el pasado
inadecuado.
Los almendros ya no sufren,
el arco iris florece en
tu memoria y,
comienza
un nuevo día riguroso
pletórico de miedo y movimiento
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El cielo se despierta y,
la noche silenciosa
se oculta en las
montañas.
La luna se transforma
en un pendiente azul.
Tus sueños,
sin estrellas,
sin luna ni esperanza.
Eres testigo inevitable,
eres, solo, un mortal.
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