TU, 

palabras cortas y larga mirada

    tus ojos

dicen lo que tus labios callan.

Yo te conozco 

y me reconozco en tus silencios 

y en tus pupilas asombradas 

y, también callo.

Cuando hablo,

mi pensamiento en un costado,

en el otro mis palabras.

Yo, ya he cruzado los páramos 

donde ahora te hallas.

 Ya he estado en los infiernos y, 

desde ellos la luz del cielo 

es más pura,

diáfana.

Desde mis infiernos

miro ese cielo qué,

un día ha de ser mío.

No llores nunca, 

nunca pierdas la esperanza.

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